viernes, 17 de agosto de 2012

MANIPULACIONES III: EL BANQUETE / La trilogía - Lenguaje escénico

 

Manipulaciones III: El banquete es la tercera pieza de una trilogía que se define como tal por la utilización de un dispositivo de actuación común en las obras que la componen. Dicho dispositivo se basa en la manipulación física, en sus distintas variantes, de actores por actores.
Cuerpos manipulados por otros cuerpos, a la manera de un trabajo con objetos o títeres, donde el centro de gravedad y tensión se ubica siempre entre dos actores o más, provocando una lógica del accionar que se corre de la individualidad. Desde un punto de vista técnico, correrse de la individualidad performática es construir un equilibrio que se organiza cuando el peso de un cuerpo está distribuido entre el propio centro y uno -o varios apoyos (fuerzas opuestas) externos- dadas por, al menos, otro cuerpo.
El diálogo se instala en la esencia de la forma a través de la relación de fuerzas físicas que operan entre dos o más cuerpos en contacto y no sólo se define a partir de su instalación en el plano literario-verbal. La manipulación se constituye así en el lenguaje-soporte para la actuación en donde se sitúan correspondencias dramáticas (trabajo de las acciones- tensiones) antes de la aparición de las mismas en cualquier otro plano dramatúrgico. El conflicto que define el teatro, se emplaza en el sistema basal de la puesta a partir de un juego de fuerzas variables.
El trabajo sobre este dispositivo de actuación de manipulación se fue desarrollando y transformando desde el inicio, a partir unas tímidas pruebas con el mismo en mis clases del año 2006, hasta este presente como materia formal para las obras. Las posibilidades y definiciones técnicas que posee, y que voy descubriendo gracias al trabajo de mis actores, son muy variadas, y por lo tanto, están en continua evolución.    
Las obras que iniciaron la trilogía son: Bacantes de Eurípides, estrenada en 2009 como resultado del proyecto de graduación de la Licenciatura en Actuación del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte) y Manipulaciones II: Tu cuna fue un conventillo, versión de Gastón Mazières del sainete de Alberto Vaccarezza, estrenada oficialmente en abril de 2011.
Las tres piezas poseen un “parecido de familia” pero definen su singularidad a partir de la  relación entre este dispositivo de actuación con la particularidad narrativa y temática de cada una de ellas.
En Bacantes la estructura dramática de la obra se mantenía intacta pero estaba trabajada desde una perspectiva crítica que señalaba el lugar de menor jerarquía social de la mujer en el contexto de la Grecia antigua, su expresión en la Tragedia, y su resonancia en el presente.
En esta obra, el dispositivo de manipulación remitía conceptualmente a algunas operaciones que se desprenden de la problemática de género, y técnicamente se presentaba de forma donde la relación manipulador/ manipulado estaba claramente definida.
En Manipulaciones II: Tu cuna fue un conventillo, la puesta, basada en el sainete de A. Vaccarezza,  apuntaba, a partir de las herramientas técnicas de manipulación, a poner en escena algunas evidencias prácticas y conceptuales en torno a la circulación del poder en las relaciones sociales presentes en dicho texto. Aquí, técnicamente hablando, la relación manipulador/ manipulado estaba mucho más desdibujada y operaba con una calidad de violencia mayor a la que podíamos apreciar en la pieza anterior.
Para Manipulaciones III: El banquete la premisa técnico-conceptual general fue profundizar el desdibujamiento de la relación manipulador/manipulado con el propósito de crear un sistema donde estos roles no se establecieran con claridad para así construir un signo dinámico (y crítico) del modelo dicotómico que ha ido moldeando, a lo largo de la historia nacional, nuestra identidad socio-cultural. Al mismo tiempo, decidimos construir una manipulación que operara solamente entre personajes, a diferencia de las obras anteriores donde el manipulador aparecía, la mayor parte del tiempo, como un actor-manipulador distanciado de esta idea, y por ultimo, trabajar con relaciones de contacto físico muchos más intempestivas y breves que en las obras anteriores, colocando de esta manera este lenguaje de base en una posición mucho más esencial y menos expuesta en comparación con las dos obras anteriores.
Este código de manipulación no es, ni ha sido, un código ni una técnica cerrada para el desarrollo del trabajo de la compañía. Si bien ha requerido un proceso técnico preciso y constante, esta premisa de trabajo es una respuesta posible a la pregunta por el lenguaje en la actuación. Una pregunta que ha signado y definido el trabajo de la compañía El Muererío Teatro a lo largo de todos estos años. Una pregunta que sabemos no tiene una respuesta definitiva, pero sí una fuerza creativa invalorable.
      
Diego Starosta, julio de 2012

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