lunes, 23 de noviembre de 2009

Sobre la versión dramatúrgica*.


Una tragedia, un clásico. Entre montones de traducciones, elegimos cuatro para componer un libreto. Entre infintas interpretaciones posibles, tomamos una decisión.

La estructura de la obra dramática se mantiene. Con su prólogo y éxodo; con sus episodios y estásimos. Sin embargo, agregamos tres momentos, correspondiente cada uno a la altura del drama. Uno, al comienzo, otro en medio de la trama y el último casi en el desenlace. Estos momentos son también nuestra visión crítica de la obra, es decir nuestra Mujer Crítica.
En cuanto al vocabulario del clásico, cotejamos con varias traducciones y preferimos componer el libreto sin preferir alguna especial; siendo fiel al original preponderamos el uso de las palabras aún vigentes. Con respecto a los pequeños recortes, simplemente tomamos el criterio de no separanos demasiado de nuestro eje temático, a saber, la problemática de género.

Chorros de tinta corren argumentando en favor de un Eurípides “racionalista” o uno “irracionalista”. Se discute aún si es un drama arcaizante, o si versa sobre la incapacidad del hombre para conocer lo divino. Nietszche, por ejemplo, toma lo dionisíaco para interpretar la voluptuosidad y exhuberancia, considerando que Eurípides ha arrunido la sabiduría trágica. Más allá de las discusiones eruditas, lo cierto es que la mayorías de las interpretaciones escénicas han seguido la apuesta nietzscheana haciendo hincapié en la desmesura libidinal de las bacantes. Nosotros no. Antes de seguir por la línea de lo místico o divino, nos preguntamos mas bien cómo es este orden que se intenta romper. Antes de preguntarnos quién es dioniso, creímos mejor escuchar al rey, la racionalidad que detenta, su polis, a qué y a quiénes juzga. De ahi surge la Mujer Crítica, contemporánea y racional, que resgnifica nuestro clásico. La distancia histórica y el desarrollo social permiten hacer esta lectura acerca de lo que subyace del ser mujer y del ser varón para nuestra tradición.
De allí una decisión dramatúrgica que verse sobre los vínculos humanos. Como diría Butler, vínculos apasionados al sometimiento. De un rey que condena la acción pública de las mujeres. De un dios que condena a un pueblo, a traves de las mujeres. De la tensión que se produce cuando varón y mujer ocupan roles estancos, del condicionamiento por la presencia del otro, en presencia de la no-libertad, una (a)puesta a la ambiguedad.

* Por Magdalena De Santo

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